Transporte Internacional de peces vivos un mes de ruta con Transtrucha
Bancos de peces sobre ruedas
A menudo expertos económicos señalan el transporte como un sector estratégico para la economía de cualquier país y para poner un ejemplo fácil de entender, más allá de cualquier cifra, recurren a la consabida frase: “Todo lo que nos rodea ha viajado en camión alguna vez.” Y eso es verdad incluso en el caso del pescado vivo, que viaja en camión entre piscifactorías. Lo acompañamos durante un mes recorriendo Europa de punta a punta.Transporte Internacional de peces vivos un mes de ruta con Transtrucha
Por Joan Garriga INCLUYE VÍDEOS
No había dejado de llover desde que quien esto os escribe aparcaba su coche en la nave de Transtrucha, situada en un área industrial junto a la ciudad de León, todavía en medio de la noche. Allí me esperaba Tante, un gran amigo y transportista, con el cual pensábamos embarcarnos rumbo a lo desconocido.
Sí, porque aunque suene algo pomposo y aventurero, lo cierto es que nuestro amigo había recibido un encargo poco habitual, incluso para la ruta propia de un pecero: “Parece que quieren poner en marcha una piscifactoría de pescado nueva en Egipto y vamos a ver si les podemos llevar el primer cargamento de crías. Es difícil, porque hay muy pocas líneas de ferries desde Europa y además no podemos pasar demasiados días a bordo con el pescado cargado si queremos que los alevines lleguen vivos.”
Así que aquí estamos, circulando por la autovía Castellana A231 en medio de un mar de lluvia, camino de la frontera gala en Irún. No nos sobra el tiempo, pues se trata de llegar al lugar donde se cría el pescado y luego cargar y enlazar con el ferry que en pocos días partirá hacia Alejandría…Bueno, esa era nuestra intención hasta que sonó el teléfono. Tante va dejando ir los síes y noes espaciando silencios, entre los cuales parece dudar si parar el camión y dedicar el resto de día a refugiarnos de la lluvia en algún bar: “Vaya, así que ahora el capitán del barco no nos asegura la fecha de salida hacia Egipto.”Transporte Internacional de peces vivos un mes de ruta con Transtrucha
El problema amenaza con dejarnos sin viaje. Por lo visto los de la naviera se reservan el derecho a retrasar la partida hasta que completen el cargamento y eso podría significar incluso más de una semana de espera, lo cual no llevarían nada bien 15.000 alevines cargados en los 12 depósitos de la espectacular y poco habitual plataforma que arrastra el Scania R580 de Tante.
Cambio de planes
Así las cosas, la encargada de tráfico de esta empresa familiar, es decir Mari Amor madre de Tante, no cesa de llamar y buscar alternativas. Por lo visto existe otra naviera que enlaza regularmente Italia y Egipto, pero sus viajes parten desde Venecia y ello nos alargaría mucho el trayecto ya cargados con los peces vivos… Además todavía no hemos conseguido billetes ni nos confirman día de llegada… Los kilómetros pasan y el Scania, ahora momentáneamente sin prisas, se acerca a la frontera gala.
Cambiamos el diluvio por unos simples nubarrones, aunque a cambio se va aclarando nuestro destino más inmediato. Parece que de momento nos dirigimos a una piscifactoría del sur de Francia, donde coincidiremos con otro de los Scania y Tantes de la compañía, puesto que Tante padre, estará también allí con su R620. Después ya veremos hacia donde nos tocará ir. Aunque los egipcios pinta que van a tener que esperar sentados su primer cargamento de peces vivos…
France mon amour…
Tante lleva media vida montado en un camión de peces, primero lo hizo siendo un crío acompañando a su padre en unos viajes que casi siempre los llevaban al extranjero, principalmente hacia las piscifactorías francesas de la costa Atlántica y después también a las del Mediterráneo italiano, con el tiempo conocerían las muchas piscifactorías situadas a lo largo de las islas griegas… De modo que estamos viajando en la cabina de un auténtico monstruo del internacional, que ha visitado prácticamente toda Europa al volante de su camión, incluyendo zonas poco habituales en el transporte internacional por carretera, como son algunos países de Oriente Medio o islas como la de Malta. Transporte Internacional de peces vivos un mes de ruta con Transtrucha
Sin embargo hoy nos conformamos con un destino mucho más normal en la vertiente gala de los Pirineos, junto al Mediterráneo en las afueras de Perpignan, donde un monumento junto a la autoroute nos recuerda que aquello fue siglos atrás la frontera catalana.
Ya sin prisas, sabiendo que la aventura egipcia deberá esperar, viajamos relajados, charlando, viendo pasar el paisaje y disfrutando de los camiones que vemos, que si un viejo todoterreno militar, que si mira aquel tío como ha maqueado su DAF… Para Tante si algo está claro es que los Scania son los únicos camiones de verdad que existen o mejor dicho los Scania con motor V8.
No le haremos cambiar de idea por mucho que lo intentemos, ya que hablamos con el propietario de tres de estas criaturas y nos explica: “Los peces vivos son la mercancía perecedera más delicada que existe. En el camión les controlamos la temperatura, el PH del agua y el oxígeno para que respiren, pero lo único que no podemos es darles de comer, porque eso ensuciaría el agua y haría que al no poder renovarla en ruta se murieran.
Eso marca el límite de tiempo que pueden estar vivos en el camión y por eso es vital llevar un camión en el que puedas confiar y hacer largos viajes sin sufrir problemas.”
Atractivos de la autoroute
Pasar los Pirineos significa ponerse a circular por una de las mejores redes europeas de autopistas que existen, aunque no por ello la preferida de nuestro anfitrión, quien no se muestra precisamente como el mayor admirador de nuestros vecinos. Y es que para Tante Francia nunca dejará de ser el país de las huelgas, donde la mínima excusa sirve para cerrar fronteras y dejar atrapados a miles de camioneros españoles. Transporte Internacional de peces vivos un mes de ruta con Transtrucha
Yo, tonto de mi, no dejo de repetirle que algo bueno tendrán nuestros vecinos, aunque quizás para desmentirme frente a nosotros la rueda de un tráiler estalla repentinamente y se evita por poco un choque en cadena. Hemos descendido por la A61 hasta las inmediaciones de Carcassone, llegó el momento de hacer noche. Para el día siguiente quedará el encuentro con el otro Tante y su Scania en nuestro destino. Una piscifactoría junto a las lagunas saladas que se extienden entre Perpignan y Sete.
Problemas en los túneles de Génova
Un lugar hermoso para fotografiar, aunque acceder a él signifique meter los trailers por caminillos y descargar exija pasar horas en el techo de los semirremolques, caminando sobre los depósitos y envueltos en una maraña de mosquitos. Un lugar para no olvidar… Por suerte Tante me da una buena noticia, parece que nuestro próximo destino nos llevará hasta Italia y de allí embarcaremos hacia Grecia.
Nada más ponernos en marcha a Tante parece que le ha cambiado el humor, personalmente lo entiendo, estamos dentro de la cabina del Scania, con las ventanillas subidas y el aire acondicionado conectado, de modo que la cabina se ha convertido en un auténtico refugio antimosquitos. Entramos en la autoroute y el tranquilón V8 nos coloca a 90 Km/h camino de la frontera italiana. Yo soy feliz de dejar atrás a los mosquitos y Tante me explica el motivo de su dicha:
“Me encanta Italia, allí se circula más relajado, me gusta comer en cualquier parte donde paras y sobretodo me gusta salir de Francia. En Italia fue donde empecé a hacer ruta por el extranjero yo solo, cuando en mi primer Scania estuve varios años haciendo ruta fija a las piscifactorías de Calabria y Sicilia. Aprendí enseguida el idioma y lo cierto es que siempre me desenvolví muy bien por cualquier lugar de Italia. Son buena gente…”
Los kilómetros caen a través de una de las zonas más “chic” del planeta, de modo que entre Ivecos, Scanias y Volvo a medida que se acercan los indicadores de lugares como Niza y Mónaco se empiezan a ver Ferraris, Bentleys, Lamborguinis y otras monturas propias de auténticos pobretones. Algo que desde la cabina del tráiler nos recuerda que existen otros tipos de vida bastante más placenteros que los propios de camionero. Pese a todo no nos quejaremos demasiado, ahora viajamos a media carga, Tante me explica que así, con 32 toneladas de peso total, a penas andamos consumiendo 24 litros a los 100. En fin, una delicia, aunque a mi me alegra más el día pensar que en pocas horas pararemos en el Autoporto de Veintimiglia, donde Tante me explica que se puede comer un menú de auténtica pasta italiana en casi cualquier momento del día o la noche. Tras descansar y recuperar fuerzas la siguiente etapa en nuestro viaje será el puerto de Ancona, desde donde salen las líneas de Ferry hacia Grecia y los países de la antigua Yugoeslavia. Todavía no hay nada decidido pero desde allí aún cabe la posibilidad que podamos retomar el plan inicial de realizar la primera descarga de pescado vivo en una piscifactoría Egipcia. Veremos si los mares y las carreteras lo permiten. Transporte Internacional de peces vivos un mes de ruta con Transtrucha
Gynkhana nocturna en la autoroute
Durmiendo en el área de descanso descubrimos que tras los bien cuidados jardines y la gasolinera llena de tiendas y máquinas de vending, lo que se descubre no siempre facilita la vida del camionero. Y es que el gran número de camiones pesados que circulan por los principales ejes europeos hace que la lucha por conseguir un hueco donde aparcar resulte dura e incluso espectacular. Y es que a medida que transcurre la tarde la maniobra de aparcamiento se complica de tal modo que los últimos en llegar ya no dudan en dar marcha atrás por rotondas o incluso tratar de aparcar sobre los jardines, pese a los bordillos altos que amenazan la integridad de parachoques y escapes. Algunos parecen dominar tal arte de trial pesado y es que la alternativa significa o arriesgarse a sufrir una denuncia por pasarse de disco o bien dormir directamente en el arcén de la autopista, lo cual además de otra multa puede facilitar que suframos un accidente durante la noche. Y todo eso sin perder de vista que cada dos por tres los rateros pueden aparecer y complicarnos la vida. Aunque este último punto Tante lo tiene algo más controlado: “Instalé un seguro interior en los cierres de las puertas y además llevo doble cristal en la cabina, en principio para aislar del frío y el calor, pero también son mucho más resistentes a los golpes y me ayuda a dormir más tranquilo durante la noche.”
Ancona: Todos a bordo
Desde que habíamos partido entre la lluvia de nuestra lejana España no sólo habían transcurrido los kilómetros, sinó que además los planes de nuestro primer destino se habían malogrado con la facilidad que un desconocido capitán de barco egipcio había retrasado su salida “sine die”. Así que ahora definitivamente nuestro destino era una piscifacoría en Preveza, una pequeña y bella localidad de la costa griega.
Aunque no nos dirigíamos a Venecia, lo cierto es que la cultura juerguístico-musical de quien os escribe estas líneas me tenía rememorando aquello que cantaban unos impresentables llamados Hombres G varias décadas atrás desde que habíamos cruzado la frontera en Ventimiglia. Ya sabéis una cancioncilla pegadiza que decía algo así como.”Vamos juntos hasta Italia, quiero comprarme un jersey a rayas, pasaremos de la mafia y nos bañaremos en la playa.”
Por suerte, lo más parecido a un mafioso con que nos habíamos tenido que enfrentar eran los puñeteros peajes de la Autoestrada, aunque a cambio lo más parecido a una playa con que íbamos a olvidar el calor sofocante reinante eran las duchas de un área de servicio realmente colapsada. Esa sería nuestra última parada antes de llegar a Ancona, una histórica ciudad de la costa adriática de Italia, desde donde parten las líneas de ferries hacia Grecia, los países de la antigua Yugoeslavia y otros destinos más exóticos e inhabituales como pueden ser algunos de Oriente Medio, Macedonia, Albania…
Tante se encuentra en una especie de estado de euforia, es como si a este asturiano de nacimiento los años de cruzar Pirineos y Alpes camino de Grecia le hubiesen transformado en un italiano tan auténtico como la pasta, los Fiat destartalados que circulan a todo gas tocando la bocina y los cafés expresso cortos como una gota de rocío y fuertes como el V8 de un Scania: “Me encanta este país y como se circula por él. Siempre fui muy tranquilo y sin problemas.
Aquí la gente conduce rápido y sin demasiados problemas, todo el mundo suele ir muy atento al volante. Pero lo que más me gusta es ver los camiones con que andan los compañeros italianos. En España la gente compra camiones y en pocos años los tiene que dan pena, mientras que aquí puedes ver en la Autoestrada un viejo Iveco remolcador de los años 80 que te adelanta y luce perfecto, con sus cromados brillando y sin apenas echar humo por el escape. En este país cuidan mucho los vehículos, buen ejemplo es que todavía quedan bastantes camiones Fiat de los años 70, pero también puedes ver camiones Scania de la serie 2 y 3 que circulan como nuevos. “
Cuidado diario
En el área de la ruta A14, pasado Cattolica, realizamos el cuidado diario, es decir, primero lo importante, sacar el trapo, líquido abrillantador y darle un repaso a llantas, frontal, letras del Scania… En fin, que si alguien creyó que eso de mantener un camión brillante es un capricho que no requiere esfuerzo… Después de esta gimnástica sesión de limpieza Tante no olvida a los pasajeros.
No ha saltado ninguna de las alarmas automáticas, pero nunca descuida una mirada personal a los manómetros del oxígeno para comprobar que los peces sigan vivitos y coleando como los esperan sus destinatarios. Finalmente, nos toca el turno, es decir que nos premiamos con unas buenas pizzas y ducha. Sin embargo no pretendemos dormir en la autopista y es que la veteranía de llevar más de una década en esta ruta hace que Tante planifique con cuidado el embarque desde Ancona:
“En la empresa casi siempre embarcamos desde Ancona, puedes tomar ferris a Grecia más al Norte en Venecia y también desde el sur en Bari, pero en un caso el trayecto en barco es más largo y pierdes tiempo y además te desvías algo para ir al puerto y en el segundo tienes que bajar toda Italia antes del embarque, de modo que gastas más tacógrafo y encima no tienes tanto tiempo para descansar. Siempre que podemos tomamos el barco desde Ancona, casi siempre con el mismo destino, el puerto de Igumenitsa y en la compañía Minoan, que es con diferencia la que nos da mejor servicio a los peceros. Nosotros somos como un frigo, necesitamos conectarnos a la corriente en la bodega para que los sistemas de aire para los peces sigan en funcionamiento, pero además si el viaje se alarga en ocasiones puedes necesitar que el barco te permita cambiar el agua y claro, entonces necesitas que la compañía te permita conectar una bomba y tubos de agua, además de un lugar abierto, para no inundar la bodega. Los de Minoan se portan bien con nosotros y eso con nuestra carga tan delicada es una garantía.
Además, me encanta la comodidad de sus barcos, se come muy bien y encima puedes escuchar música y tomarte una copa en la discoteca antes de irte a dormir. ¡Es una maravilla en una semana de ruta pasar en medio un día así de descanso!
Buscando hueco
Si algo falta en las rutas italianas es espacio para aparcar y dormir tranquilo en el camión, así que cuando salimos de la ducha y nos disponemos a arrancar para llegar al puerto no nos queda otra que maniobrar entre la tercera fila de trailers aparcados hasta alcanzar el asfalto libre de más obstáculos.
Nosotros preferimos llegar a Ancona, buscar hueco por su puerto, algo factible ahora en medio de la noche cuando faltan doce horas para el embarque de los viajes del día siguiente. No tenemos horario, puesto que no teníamos previsto nuestro actual destino, mañana deberemos recurrir a las dotes de convicción de Tante para conseguir un billete de barco y es que en plena temporada veraniega a los centenares de camioneros griegos, búlgaros, chipriotras, turcos e incluso algunos iraníes que suelen amontonarse en los muelles se les suman todo tipo de turistas en coches, autocaravanas y autocares, de modo que el huequecito que requiere nuestro tráiler pecero dentro de alguno de los garajes flotantes de la Minoan no va a ser algo precisamente fácil de conseguir.
Y para acabar de complicar las cosas otros dos camiones de la empresa tienen ya reserva para esta semana… Así que pinta que tendremos tiempo de visitar Ancona. Que, dicho sea de paso, no está nada mal ya que se trata de un puerto medieval fortificado, donde entre camiones, barcos y astilleros uno puede encontrar viejos fortines, palacios y un barrio antiguo plagado de callejuelas, buenas pizzerías y terracitas de bares musicales donde olvidar tranquilamente que uno espera plaza en un buque hacia Grecia.
En manos de Klearchos y Ketty
Se hizo de día en el puerto, nos despertamos junto a un Mercedes tres ejes que parece recién salido de fábrica, sinó fuera porque pertenece a los modelos que reinaban en las carreteras en los años 80.
El puerto aparece como cada día, es decir repleto de trailers aparcados, con otros que circulan arriba y abajo buscando hueco y encima con miles de turistas que no tienen ni idea de por donde ir hacia los muelles de embarque y tardan más que un trasantlántico en dar media vuelta con sus caravanas cuando descubren que por esa calle sólo se va a un astillero. En definitiva un amanecer normal y corriente en Ancona.
Nosotros ya estamos en la terminal marítima, frente a las ventanas de despacho de billetes de la Minoan hacia el puerto griego de Igumenitsa. Frente a nosotros Ketty habla con Klearchos, su compañero de turno, quien pone cara de no saber donde meter un tráiler pecero en ese día en que parece que entre todos nos hayamos puesto de acuerdo para repetir el desembarco de Normandía versión griega aunque, a poder ser, sin pegar demasiados tiros.
Dentro de la bodega
De fondo en la terminal se escucha el habitual griterío, gente que se busca sin encontrarse, altavoces que nadie parece comprender, grupos de turistas que no encuentran su autocar y un par de camioneros búlgaros que parecen dispuestos a rememorar otra guerra contra griegos, italianos y otomanos si no embarcan ese mismo día hacia Igumenitsa.
Un poco de paciencia
Tante es un buen amigo, nos conocimos hace más de una década, precisamente realizando un reportaje sobre el transporte de peces vivos hacia Grecia, por aquel entonces Ancona era un puerto semimilitarizado a causa de la Guerra de la Exyugoeslavia… Y desde entonces no ha cesado de viajar entre España y Grecia, en ocasiones tres y cuatro veces al mes. Así que no es de extrañar que la situación a Tante le parezca de lo más normal. Klearchos y Ketty también agradecen tratar con un viejo cliente, ya un amigo… Mientras la guerra de los dos búlgaros despistaba mi atención la conversación entre Tante, Ketty y Klearchos se ha centrado en encontrar un buen lugar donde cenar hoy y quizás aprovechar después para escuchar algo de música en los locales del puerto. Vamos, que no hay que ser muy sagaz para adivinar que al barco de hoy le salen los trailers por la cubierta superior y encima no dejan de llegar más y más turistas. Al final Klearchos pone cara de prometernos algo muy solemne, mientras Ketty nos apunta para el embarque del día siguiente. Transporte Internacional de peces vivos un mes de ruta con Transtrucha
Abandonamos la terminal satisfechos, no sin que antes Ketty y Klearchos nos saluden efusivamente y den recuerdos para la familia de Tante, son años de amistad y Tante siente que el griego y la egipcia ya forman parte de la familia, son caras amigas que visita casi semana tras semana en su cruzar continuo de la Europa mediterránea de punta a punta. Además este nuevo contratiempo en un viaje a Egipto que se convirtió en destino a Preveza y el Mar de Adrakikos encima nos va a permitir realizar un poco de turismo en un lugar tan interesante como es Ancona. Tenemos el camión bien aparcado, un billete para embarcar al día siguiente y encima los peces siguen perfectamente instalados en sus depósitos. Haremos como ellos y nos dedicaremos a pasar el tiempo hasta que el ferry de la Minoan esté listo para nosotros. Parece que Grecia nos esperará un par de días.
Vacaciones en el mar
Desde Igumenitsa los camiones parten hacia el norte de Grecia, con la populosa Tsalonika como principal destino, aunque la ciudad Turca de Istambul queda a mil kilómetros y es el enlace más directo para los transportistas búlgaros, turcos e iraníes, bastante habituales en esta ruta. La siguiente parada, Patrás, queda por carretera a poco más de 200 kilómetros de Atenas y el Pireo, es el destino preferido de la mayor parte de camioneros griegos y turistas, porque además desde el Pireo existen enlaces marítimos hacia todo el Mar Egeo y sus innumerables islas.
En este trayecto que finalmente realizamos a bordo del Cruise Europa comprobaremos el ambiente que se vive en estos ferrie-cruise. El lujo y el pasaje turístico se mezcla con los camioneros habituales de la ruta griega. Así mientras las pasajeras inglesas de un autocar no dejan ni un minuto libre al dependiente de la tienda de alcohol libre de impuestos, Tante inspecciona sus peces en el tercer piso del garaje. Otros hacen cola para lograr su cabina y los camioneros más habituales forman corrillos en la cubierta superior iniciando largas partidas de cartas en las mesas, donde se reparten por nacionalidades y preferencias de juegos, junto a la piscina, donde las turistas empiezan a tostarse al sol. Con la caída del sol el Cruise Europa seguirá proa a la isla de Corfú, mientras la discoteca verá como el alcohol transforma en ganas de bailar el crucero, a la vez que algunas partidas de cartas estarán en esa etapa donde las pérdidas y horas transcurridas pueden desembocar fácilmente en una pelea de muchos bravucones y puñetazos mal apuntados.
El mar ve pasar estos edificios flotantes sin inmutarse, ajeno a las prisas de los humanos que en ellos viajamos. Poco después del amanecer las carreras entre ferries de compañías rivales, para ganarle unos minutos a la maniobra de atraque, acelera la llegada a Igumenitsa, nuestro inmediato destino. Algunos turistas se despiertan en las hamacas donde el alcohol les hizo pasar la noche, un grupo de vociferantes camioneros búlgaros decide dejar para otra día su guerra particular. Ahora todo el mundo se agolpa camino de la escalera hacia el garaje. En la sala de máquinas se pone toda atrás para frenar junto al muelle y todos temblamos a ritmo metálico y firme mientras caminamos a lo largo del inmenso monstruo flotante camino de los diminutos camiones. En unos minutos casi un centenar de camiones se agolparán en la aduana de Igumenitsa…Ya nos falta menos para que nuestros pasajeros naden en las jaulas de engorde del mar de Adrakikos.
Minoan: la autopista veloz del mar
Minoan es una de las compañías de la Naviera Grimaldi, tiene a su cargo el enlace entre Italia y Grecia, habiéndose especializado en los buques del tipo Ferrie-Cruise o lo que es lo mismo un buque capaz por un lado de trasladar 150 camiones pesados además de otra cantidad similar de vehículos ligeros y turismos, junto a centenares de pasajeros con las comodidades propias de un crucero. De hecho estos barcos no sólo son los preferidos de los transportistas gracias a su gran velocidad, alcanzan velocidades próximas a los 30 nudos, sinó que además ofrecen un cómodo camarote con baño y comodidades que van desde un casino, tienda libre de impuestos, piscina, cubiertas exteriores para paseo, varios bares y restaurantes, discoteca…
En fin que tras superar la siempre estresante operación del embarque, que obliga a maniobras no siempre habituales en un tráiler y que deben realizarse con precisión milimétrica a las órdenes de los estresados tripulantes que ordenan las tres cubiertas de garaje, más de uno lamenta que la travesía entre Ancona y los puertos de Igumenitsa y Patrás se solvente en menos de un día completo. En este caso la autopista marítima no es sólo una alternativa para el camionero, puesto que el trayecto por tierra a través de los Balcanes obligaría a cruzar algunos de los territorios europeos de geografía y política más complicada. Puertos como el de Ancona son imprescindibles para mantener el transporte por carretera entre buena parte de Europa Occidental y países como Grecia, Bulgaría y Turquía.
Vivitos y coleando
Mientras los turistas recién desembarcados en el muelle de Igoumenitsa centraban todas sus energías en dejar constancia fotográfica de tal evento, un centenar de trailers se agolpaban frente a las dos garitas del control aduanero del puerto, último obstáculo antes de la autopista que marca la ruta hacia Tsalónica y la lejana Istambul. Nuestro Scania pecero sería el único de los camiones en evitar la autovía y encarar la vieja y escarpada carretera de la costa.
El sol brilla y sobre la espectacular visión del mar sólo predomina el agradable y poderoso zumbido del V8. Viajamos sin prisa, apenas nos separan un par de horas de nuestro punto de destino y lo hacemos por la ruta E55 hacia Preveza, que nos parece algo así como debió ser nuestra N340 en los años 60 y sus tramos junto al Mediterráneo. Espectaculares vistas, mucho sol y poco asfalto bacheado y con un mantenimiento más escaso que las alabanzas de los economistas hacia el sistema financiero griego. Los derrumbes envejecen sin ser reparados junto a señales provisionales de tráfico que nos indican el peligro y que parecen llevar instaladas varios años en la ruta.
Nos dirigimos a Preveza, donde se encuentra una de las mayores piscifactorías de la empresa griega Andrómeda, uno de los líderes europeos en el campo de la piscicultura. Eso significará por un lado que iniciaremos el lento y laborioso proceso de descarga, desinfección y posterior carga de nuevos pasajeros, en total si todo va según lo previsto un par de jornadas completas aparcados junto a la playa en un lugar conocido por su gran belleza. No somos turistas, pero seguro que en algún momento de calma lograremos parecerlo. La otra buena noticia es que Paco, el chófer del tercer Scania de la compañía nos aguarda en la misma piscifactoría de Preveza y siempre es bueno contar con un compañero cerca cuando se anda a casi 3.000 kilómetros de casa.
Momento de la verdad
La piscicultura es una realidad cada día con mayor relevancia en nuestro mercado alimenticio, frente al peligro de agotar los recursos marinos cada día son más las especies que se crían y explotan de igual modo a como desde hace siglos se hace con el ganado terrestre. Así tal y como se establecen granjas de ganado vacuno, porcino o aviar lo cierto es que cada día florecen más granjas, piscifactorías en este caso, de lubina, besugo, rodaballo, lenguado, dorada, salmón, angula, anguila…
En el Mar Mediterráneo muchas especies crían en su extremo más oriental y luego migran hacia las costas españolas camino del estrecho de Gibraltar. En el caso de las piscifactorías ese camino que naturalmente realizan los bancos de peces ahora se realiza a lomos de camiones especialmente preparados como los del transportista Transtrucha.
Así la piscifactoría griega suele alojar especies que llegan aquí como pequeños alevines de menos de un gramo de peso, que engordarán y pasarán de piscinas a otras jaulas en la propia bahía marina. Posteriormente otro viaje en camión llevará a estos bancos de peces motorizados a otras piscifactorías situadas en el levante español donde terminarán su engorde para ser finalmente pescados y consumidos en nuestras mesas como el producto más fresco.
Empezamos a renovar
Cuando Tante habla de renovar agua, suele poner cara seria y a continuación encaramarse a lo alto del remolque cisterna y empezar a manipular sus muchos grifos, conexiones de suministro de aire y abrir y cerrar las válvulas que controlan el paso de agua en cada uno de los 12 depósitos. El proceso puede alargarse durante varias horas, siempre en función de lo que tarde en lograrse el cambio de condiciones del agua donde se alojan nuestros viajeros con aletas.
Hoy asistimos a esa maniobra en estéreo, puesto que Paco ha iniciado la misma maniobra en su propio tráiler. Aquí las descargas se alargan en el tiempo, pues tratamos de evitar algo que por lo visto no sienta nada bien a los peces marítimos, por así decirlo, y que queremos evitar en estos peces camioneros.
Es decir, no pueden pasar de repente de agua de una temperatura a otra. Los pobres bichos en la vida natural irían nadando desde el Atlántico al pequeño Mar de Andrakikos, con lo cual la diferencia de temperatura entre sus aguas sería algo bastante llevadero al tener lugar durante varias semanas.
Por eso cualquier proceso de carga o descarga de pescado vivo se inicia con un lento proceso de renovación de agua que hará que durante unas horas los pasajeros se adapten a su nuevo hábitat. Una vez las condiciones sean las deseadas se llevará a cabo la descarga, que en función
del tamaño de nuestros pasajeros se puede realizar pescándolos en redes, caso de los mayores, o bien simplemente mediante tubos por donde los pequeños alevines nadan sin problema hasta las piscinas donde seguirán su lento y tranquilo engorde.
Lo que es bueno para los peces…
…no suele resultar igual de bueno para los peceros. Y es que cuando uno busca un enclave adecuado para instalar una piscifactoría el factor fundamental resulta ser disponer de una extensión notable de terreno con acceso simple a agua marina limpia en grandes cantidades.
Eso nos suele llevar a bonitos y pintorescos enclaves costeros, lo cual raramente viene acompañado por accesos bien dimensionados para que un 40 toneladas maniobre sin problemas. Así, que Tante y Paco nos ofrecen una exhibición de aparcamiento y salida marcha atrás, todo ello por terreno arenoso y procurando no acercar las ruedas demasiado al agua para no necesitar que nos saque una excavadora de esa bonita playa.
Una vez con los pasajeros ya en su nuevo destino, acudiremos a la auténtica base de nuestros amigos en Grecia, una gasolinera a las afueras de Aktio. Tante nos explica:
“Allí disponemos de un lugar tranquilo donde lavar y desinfectar, podemos dormir tranquilos y además el pueblo queda cerca, para ir caminando y cenar en algún lugar junto al mar. Es un punto fijo en todos nuestros viajes a Grecia. Después con los depósitos ya desinfectados ya podremos pensar en el siguiente cargamento y destino. “
Bueno, aunque Tante no lo diga, ya nos vamos conociendo y es incapaz de tener ante sí un Scania, una manguera y un trapo sin lavar concienzudamente todos y cada uno de los rincones de su espectacular, eficaz y querido camión. Sin embargo no se trata simplemente de un capricho: “Me gusta llevar el camión limpio y que todos los accesorios cromados brillen al sol, pero también necesitamos lavar el camión en cada viaje, porque cargamos agua salada en el 90 por cien de las ocasiones y si no lavas concienzudamente todos los rincones el vehículo quedaría destrozado en muy pocos meses. “
Pero así, tras un largo día de trabajo, pese a que sólo hayamos conducido un par de horas desde el desembarco hasta llegar a la piscifactoría, ya tendremos el camión descargado, desinfectado y brillante. Ahora sólo quedará celebrar que terminamos el trabajo y aguardar a que el próximo cargamento nos sirva para regresar a casa. Es el día a día de los peceros, camioneros que migran imitando a los bancos de peces, por todo el Mediterráneo.
Vivo en la carretera
Como proclamaba al viento el rockero andaluz Miguel Río en su conocido, para los viejos carrozas, Blues del autobús, hay quien puede decir con todo motivo aquello de Vivo en la Carretera. En este caso Tante y sus compañeros de Transtrucha pueden decirlo con total fundamento.
Esto es así porque TRanstrucha se ha especializado en el transporte de peces vivos de largo recorrido. Ello implica realizar viajes por toda Europa, desde las Islas Canarias hasta las griegas del Mar Egeo, pasando por Escocia y la costa atlántica española y francesa. Nosotros pata realizar este reportaje fuimos invitados de Tante en la cabina de su Scania Serie R durante un mes entero. Así que pudimos realizar, de paso, el test de habitabilidad realizado por periodistas más largo del que hayamos tenido constancia, que no es más que acompañar en el día a día a los profesionales del transporte internacional.
Así de paso comprobamos que la habitabilidad de la cabina Topline no sólo resulta buena, sino que además su altura libre interior nos permite tender la colada sin demasiados problemas. Eso sí, para lavar la ropa aprovechamos la ducha de nuestro camarote en el ferry cruise de la Minoan Lines. Y una sorpresa que nos facilitó enormemente la vida, la ducha que los Tante han incluído integrada en el frontal se sus semis. Y es que cuando cargas con 20.000 litros de agua salada no te viene de cargar algunos litros más de agua dulce con un calentador eléctrico y así, tras horas de descarga entre agua salada poder refrescarse y quitarse la sal de encima.Transporte Internacional de peces vivos un mes de ruta con Transtrucha
En definitiva, que hemos disfrutado de la invitación para ser uno más en el equipo de Transtrucha durante un mes entero compartiendo con ellos sus vivencias las 24 horas del día. Esperemos que hayamos sido capaces de transmitir lo mucho que hemos vivido durante esos días.
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