Freightliner Columbia
Resulta curioso que una marca líder en el mercado de vehículos pesados del país del mundo donde el transporte por carretera está más desarrollado naciera precísamente porque un transportista no era capaz de encontrar un camión como necesitaba para su trabajo. Y es que a inicios de los años 30 del pasado siglo James Leland terminaba la paciencia y decidía que su empresa de transportes, centrada en las rutas fijas con paquetería y carga general, nunca más iba a depender de otros para disponer de los camiones que tanta falta le hacían y nadie parecía ser capaz de diseñar. El transportista se llamaba James Leland, operaba principalmente por la costa Oeste de los Estados Unidos y su empresa de transportes era la Consolidated Freightways.
Así era el Classic Freightliner de los años 70
Así las cosas acudía a uno de los fabricantes de camiones del país más antiguos, que pocos años después acabaría siendo absorbido por Peterbilt. Leland acudió a la Fageol, aunque lejos de dejarse aconsejar por un vendedor empezó a explicarle a los ingenieros como pensaba que debía ser un camión y eso era exactamente lo que iba a comprar. Los Freightliner habían nacido. En un primer momento únicamente con cabinas Cab Over Engine, es decir chatas sobre el motor, porque el transportista buscaba obtener el máximo volumen de carga. La preocupación por la fiabilidad y eficacia era la nota predominante para Leland, de modo que a sus Freightliner en la carretera pronto se les empezaba a conocer como: “The efficient machine” o La máquina eficaz en nuestra lengua. El éxito fue tal que en pocos años la fábrica de los Freightliner empezó a recibir pedidos de otros transportistas y poco a poco el negocio se fue reconvirtiendo del transporte a la fabricación de camiones, naciendo como marca independiente en 1942. En los años 50 se iniciaba la colaboración con White, otra marca de camiones del Este del país, que serviría para extender los Freightliner por toda Norteamérica, hasta que a finales de los 70 ambas marcas decidían volver a caminar en solitario.
Conservando la esencia
Aunque el mercado manda y finalmente Freightliner se rendiría ante la evidencia que los truckers prefieren camiones con morro, lo cierto es que la evolución de la marca se ha llevado a cabo siempre manteniéndose fiel a la idea que creó sus primeras unidades, teniendo en el ahorro y la fiabilidad dos de sus grandes cualidades. Así lo demuestran todavía hoy millares de tractoras de las Series FLD 120, que siguen trabajando a lo largo y ancho de aquel país pese a que sus unidades más veteranas son previas a 1990. Eso sí, ahora con sus formas redondeadas y el sleeper integrado no llaman demasiado la atención, pues esa es la línea imperante en la ruta americana, pero en 1990 Freightliner fue considerada revolucionaria al tomar ese camino. Aquellos camiones destacaron por su economía de combustible, gracias a su buena aerodinámica, la comodidad de un sleeper que aprovechaba mejor el espacio interno y en definitiva por ser unas máquinas eficaces que contentaban a los grandes flotistas, pero que también agradaron a sus conductores por el confort interno que ofrecían.
Sin embargo nunca llueve a gusto de todos y en las conversaciones a pie de freeway, sobretodo desde que la marca fuese integrada en el consorcio alemán Daimler Trucks, fabricante también de los Mecedes Benz, los truckers más apegados al “style USA” sostenían que comparar un Peterbilt y un Freightliner era algo así como poner frente a frente a un Volkswagen con un Cadillac. Sin embargo, la practicidad se impuso a lo largo de los años de modo que Freightliner lograría, en buena parte gracias a sus FLD120, pasar de ser la sexta marca del país en tractoras pesadas a disputar el liderazgo del mercado junto a International. Y es que para adaptarse al gusto del transportista estadounidense los modelos conventional, de morro, cada día cobraban mayor protagonismo y además se adaptaban incluso al gusto de los truckers más auténticos.
Un Classic actual con basculante
Había nacido la serie Classic. Unos camiones, quizás no tan eficientes como le hubiese gustado a los diseñadores de Freightliner, pero que a cambio cuentan con todo el estilo y los cromados de un auténtico camión conventional americano de los de toda la vida. El éxito de la serie fue tal que pese a los intentos realizados para retirarlo del mercado el modelo sigue en producción y es uno de los preferidos por los camioneros autónomos que recorren aquel inmenso país. Eso sí, bajo el capot se ofrecen las mismas mecánicas eficaces que en cualquier otro modelo del fabricante.
La era Century
La mayor parte de grandes flotistas estadounidenses cuentan con la serie Century, así como su evolución Columbia que cuenta incluso con más opciones de confort, entre sus modelos de tractora elegidos. Estos camiones aparecidos en 1998 una vez más han marcado el camino a seguir; mejor aerodinámica gracias a su capot inclinado, eje delantero en posición retrasada para conciliar maniobrabilidad y el perfil propio de un camión de morro, a la vez que unos sleepers integrados en la propia cabina que evitan cualquier pérdida de volumen útil en el habitáculo y que además evitan tener que pasar del puesto de conducción al dormitorio a través de angostos túneles. Lo cierto es que su sleeper de techo alto y 70 pulgadas ofrece una habitabilidad más propia de una autocaravana que no de una cabina de camión.
Y todo ello sin penalizar la tara y siendo capaz de ofrecer unos costos de trabajo que han convertido a la serie Century en el gran preferido de los flotistas norteamericanos. Tanto en estos camiones como en su sucesora, denominada Columbia, se ofrecen motores de entre 350 y 500 CV de potencia máxima. La mecánica estándar es un Detroit Diesel de 455CV, aunque se pueden instalar los Mercedes Benz en línea de la serie 4000 y los Caterpillar C13 y C15 de hasta 500CV.
Sin buscar alardear de potencia, los Freightliner en cambio se siguen caracterizando por una de las cabinas más confortables del mercado USA, un eje delantero que ofrece una conducción segura y cómoda y unos consumos ajustados gracias a su baja tara y gran eficiencia aerodinámica. Si a ello le unimos una fiabilidad acorde con la legendaria fama que se ganaron las máquinas eficaces que James Leland encargó en su día, ya sabemos porque si aparcamos en una truck stop lo más probable es que el camión de al lado resulte ser un Freightliner.