El mayor camión del mundo… ¡En 1957!
Berliet T 100
Paul Berliet fue uno de aquellos grandes personajes que dio el siglo pasado y que marcaron el paso de la automoción a nivel mundial. En este caso el francés no sólo marcó el ritmo de una marca con su nombre propio, muy al estilo y con puntos en común a lo que hiciera en España Barreiros, sinó que además sorprendía al mundo creando en Octubre de 1957 el mayor camión hasta aquel momento: un coloso de más de 100 toneladas con un motor de casi 30 litros de cilindrada. Berliet T 100
La idea le surgía al propio Paul Berliet durante un vuelo en avión sobre las arenas del Sahara… Recordemos que Berliet ya había organizado diversas expediciones a través de los territorios más duros del continente africano para promocionar las cualidades de sus camiones pesados todoterreno, en especial la serie 6X6 Gazelle que motorizaría durante décadas al ejército galo. A mediados de los años 50 Francia todavía era una potencia colonial y explotaba diversos yacimientos petrolíferos y mineros a lo largo de territorios muy poco accesibles de los actuales Marruecos, Argelia y Tchad entre otros.
A grandes males…
Ya se sabe, grandes remedios, de modo que si la naciente industria de postguerra necesitaba hacer llegar ingentes cantidades de material al centro del desierto del Sahara quizás el mejor modo de lograrlo sería mediante un camión inmenso, algo más cerca de un buque capaz de navegar sobre las arenas del desierto que de cualquier otro camión creado hasta el momento. Esa auténtica bestia mecánica, bautizada como Berliet T 100 nº1, sería la gran atracción en el Salón del automóvil de París en su edición de Octubre de 1957.
Esto fue posible gracias por un lado a que el proceso de diseño y fabricación se llevó a cabo en 9 meses y por otra parte gracias a que la organización del evento automovilístico internacional logró habilitar un gran espacio al aire libre para aquel descomunal camión que no era capaz de aparcar en el interior de ninguno de los pabellones de la exposición. Berliet equipó al T100 con un motor Cummins VT 12, es decir de doce cilindros en V y turbo, en concreto biturbo pues cada bloque de seis cilindros contaba con la alimentación de un turbo. En total este motor sumaba casi 30 litros, 29,6 l, de cilindrada y en su primera versión ofrecía 600 impresionantes CV.Berliet T 100
Recordemos que hablamos de un camión que abandonaba las pistas de pruebas en St Priest, cerca de la región industrial de Lyon, en un momento en que un camión pesado de carretera podía contentarse con 150 CV y manejar en torno a las 30 toneladas en el mejor de los casos. Un gigante de 103 toneladas El T 100 nº 1 tenía un peso máximo en carga de 103 toneladas, para accionar el sistema de dirección hidráulica y los frenos asistidos contaba con otro motor auxiliar Pahnard, tenía tracción en sus tres ejes de modo que era un 6X6 y equipaba una simple, pero grande, plataforma para transportar todo tipo de equipos hasta los puntos de extracción petrolífera situados a lo largo del desierto del Sahara.
Gracias a los enormes neumáticos Michelin 37,5X33 XR este camión podía flotar sobre la arena más blanda y repartir sus 100 toneladas de peso. Cada una de las ruedas tenía un diámetro de 2,2 metros y pesaba cerca de una tonelada. Desde luego si era muchas cosas, el T 100 no era veloz. En carretera convencional se estimaba en 45 km/h su velocidad máxima y en el desierto disminuía. Eso sí, en ruta convencional esta mole de acero consumía la friolera de 90 litros de gasóleo a los 100 kms, una cifra que a través del desierto sobre arena crecía hasta unos espectaculares 240 litros de gasóleo a los 100 kms. Afortunadamente, este camión había nacido para cumplir con las necesidades de la industria petrolífera, de modo que llenar sus dos depósitos de 950 litros, cada uno de ellos, no debería significar problema alguno. Berliet T 100
El T 100 nº1 medía 15,3 metros de largo, 4,96 metros de ancho y su altura, sin carga, era de 4,96 metros. La segunda unidad del T 100 era casi gemela al primero de esta corta pero enorme familia. Así el T 100 nº 2 se conformaba con 101 toneladas de peso total, gracias a que su longitud se recortó algo y quedaba en los 13,6 metros, aunque por lo demás era idéntico a su primer compañero de serie. Berliet T 100
El dúmper 6X4
El T 100 nº 2 vería la luz ya durante 1958 y completaría un exigente programa de pruebas en el Centro de pruebas militares de la Valbonne, unas pistas ultrasecretas donde todavía hoy en día Renault Trucks realiza sus ensayos y donde algunos de los contrapesos de cemento armado que se siguen utilizando para lastrar los nuevos chasis siguen mostrando los logos de Berliet.
Dicho camión también partiría hacia África, Argel, para trabajar en la industria petrolífera a través de las arenas. La poderosa familia de los Berliet T 100, pese al enorme éxito tecnológico que en su momento supuso, no contaría más que con otros dos camiones. Merece la pena destacar que tras una larga vida útil, sería el Berliet T 100 nº 2 el que iba a ser donado en 1981 a la recién creada Foundation Berliet, de modo que es el único de los cuatro T 100 existente en la actualidad y puede ser admirado en perfecto estado de conservación por el público que se acerque a esta exposición de vehículos en la región de Lyon.
El T 100 nº3 sería único por varios factores. De entrada contó ya con una versión mejorada del mismo motor Cummins VT 12 que ahora veía crecer su potencia hasta los 700 CV, una mejora que terminaría por alcanzar a todos los miembros de la familia T 100. El Berliet T 100 nº 3 sería un dúmper extravial como hoy en día vemos muchos modelos de marcas como Cat o Euclid entre otras. Este camión sin tracción en el eje delantero equipaba un gran volquete y su peso total creció hasta las 155 toneladas. Trabajó en las minas de uranio de Bessines sur Gartempe, una localidad rural de la región gala de Limousine. Aunque allí no trabajó más de 5 años y después terminaría siendo expuesto junto a una carretera hasta su viaje final al desguace, este camión fue interesante por varios motivos.
En primer lugar al no tener que preocuparse por flotar sobre la arena este camión vió crecer su peso total en carga hasta las 155 toneladas y con ello fue capaz de ofrecer 80 toneladas de carga útil. El volquete, realizado por el carrocero Marrel, tenía 50 m3 de capacidad y en cuanto al motor equipó ya de origen la versión optimizada a 700 CV.
Berliet T100 Tulsa y las Américas
Todo lo que tuvo de soprendente exhibición tecnológica la aventura de los cuatro Berliet T 100, nos tememos que también lo tuvo de desastre económico. Pese a la exhibición de poder que significó para Berliet fabricar el mayor camión del mundo en 1957, lo cierto es que en 1959 no había vendido más que tres de sus camiones gigantes… La minería y la industria petrolífera de Francia no parecían necesitar más unidades de aquellos inmensos camiones.
Así las cosas se decide crear una versión mejorada con un diseño revolucionario de cabina avanzada, que le daba un aspecto de gigante camión casi futurista al T 100 nº 4, para tratar de acometer el mercado norteamericano donde la industra petrolífera quizás necesitase una gran flota de super camiones. El Berliet T100 nº4, bautizado como TULSA, al embarcar en 1959 desde el Havre a New Orleans camino de la Exposición Mundial de Materiales Petrolíferos de Tulsa, Oklahoma, era un auténtico supercamión. Su gran cabina, situada a enorme altura sobre la carretera, podía alojar a 5 ocupantes en fila. Su peso total en carga era de 99 toneladas, pero como tractora podía mover hasta 120 toneladas. Este camión, de nuevo en configuración 6X6, equipó una plataforma para todo tipo de cargas además de diversos enganches. El Tulsa primero contó con el conocido Cummins VT12 de hasta 700 CV de potencia máxima, pero ni así atrajo los pedidos de la industria norteamericana, que prefería recurrir a sus propios clásicos como el caso de Kenworth, Euclid, Cat… Pese a ello Berliet realizó una exitosa, en cuanto a admiración del abundante público congregado, gira que llevó al Berliet T 100 Tulsa hasta la Feria de Chicago y también a ser expuesto en New York.
Berliet a reacción
Sin conseguir pedidos desde Norteamérica el Tulsa regresó a Europa y todavía sería expuesto en los salones del automóvil de Ginebra 1960 y Bruselas 1961… Sin nuevos pedidos, los técnicos de Berliet estaban lejos de darse por rendidos. Así las cosas, aprovechando el poderío de la industria gala de aviación que por aquel entonces estaba en primer lugar mundial con sus cazas a reacción Mystere e investigando en los prototipos que poco después darían lugar a los conocidos Mirage, se decidía cambiar el motor diesel Cummins de 30 litros por un turborreactor Turbomeca de 1000 CV. Estos ensayos tuvieron lugar en 1962 y se prolongaron a lo largo de un par de años, aunque finalmente no tendrían éxito. Berliet T 100
Probablemente el T 100 nº4 a reacción facasó por lo mismo que otros camiones, de marcas norteamericanas, a reacción. El gran consumo de queroseno y por otro lado la dificultad de manejar un motor a decenas de miles de rpm en un vehículo que trabaja a baja velocidad y no siempre a pleno regimen… Fue el canto del cisne de los T 100, unos auténticos supercamiones adelantados a su tiempo en casi todos los aspectos.