Evitar ciertos destinos o cuidar la redacción del contrato son algunas de las cosas que hay que tener en cuenta.
Según datos del Instituto de Comercio Exterior (ICEX), en 2018 se ha producido un aumento del 26,5% en el número de empresas exportadoras, hasta alcanzar las 204.196 empresas que venden en el exterior, siendo las pymes las que han registrado mayores volúmenes de crecimiento.
La decisión de llevar un negocio más allá de nuestras fronteras supone un gran esfuerzo para las pequeñas y medianas empresas no exento de riesgos, ya que no solo implica tener un buen producto, una estrategia bien definida y capacidad para llevarlo a cabo, sino también hacer frente a los posibles impagos.
En la Unión Europea (UE), destino principal de las exportaciones de las pymes españolas, casi 3 de cada 10 pymes ven mermado su crecimiento como consecuencia de los retrasos en los pagos, según expone el Informe Europeo de Pagos de Intrum, empresa especializada en la gestión de cobro y prevención de impagos.
De hecho, las pequeñas y medianas empresas europeas califican como elevado el riesgo que afrontan a raíz de los intereses derivados de los impagos. Además, un 20% de las pymes en Europa considera que los impagos pueden poner en riesgo su viabilidad.
A continuación, una serie de claves para evitar impagos en la exportación de bienes y servicios:
Evitar destinos donde el impago pueda ser más probable. En comercio exterior es fundamental analizar el riesgo del mercadeo en el que se quieren vender bienes o servicios para establecer una estrategia adaptada a cada país.
Usar formas de cobro que eviten retrasos en los pagos. Casi el 60% de las pymes europeas encuestadas no emplean el pago por adelantado. Aunque es una opción poco atractiva, es la alternativa más simple ante perfiles de clientes o países con alto riesgo de impago.
La mejor estrategia, la prevención. Contar con una empresa experta en gestión de cobros y prevención de impagos para protegerse de los posibles impagos es una buena opción para aquellos que no quieren estar constantemente pendientes de los pagos de sus clientes.
Conocer la normativa de morosidad del país en cuestión. A pesar que la directiva europea contra la morosidad lleva en vigor varios años, este informe muestra que sectores como la hostelería tienen un gran desconocimiento de ésta.
Cuidar la redacción del contrato. Una de las claves de este proceso es que el contrato defina expresamente la ley que rige, puesto que, en caso contrario, se toma por defecto la ley del lugar donde se firme el documento.