El centenario de Citroën es una oportunidad para celebrar cien años de historias humanas, como la del abuelo Gabriel y su Dyane 6 400.
La vida de una marca de automóviles no solo está formada por la historia de sus productos o por un conjunto de resultados financieros y comerciales. De hecho, la parte más importante son las historias humanas que se forman detrás de cada una de ellas. La Cirila del abuelo Gabriel es un buen ejemplo de esas historias personales e intransferibles, en las que la polivalencia y las prestaciones de un Citroën le convierten en un miembro más de la familia, tanto en el trabajo como en las primeras vacaciones en la playa. Juan Mata, propietario del Citroën Dyane 6 400 restaurado por Talleres Alcantara Alsanco, ha señalado que “tengo muy buenos recuerdos de la Cirila. Para mí, es mucho más que una furgoneta. Ha estado ahí en momentos muy importantes de mi vida: fue el vehículo en el que aprendí a conducir al volver del servicio mi8litar, el que me llevó a conocer el mar cuando tenía 20 años, un compañero de trabajo fiable que cargaba capazos de uvas y sacos de cebada y que nunca se atascaba en el barro…”. “Desde que mi padre lo compró en 1979, fue un miembro más de la familia, en lo bueno y en lo malo”, ha añadido Mata.
Más allá de los modelos emblemáticos e hitos comerciales de Citroën, detrás de cada uno de los más de cincuenta millones de Citroën que han recorrido y recorren nuestras ciudades y carreteras, hay una historia: la de las personas que los conducen o que han viajado a bordo. Hoy, nos detenemos en una de ellas: la del abuelo Gabriel y la Cirila, que acumula cuatro décadas de duro trabajo en tierras manchegas, además de mostrar prestaciones off-road dignas de un SUV contemporáneo y una polivalencia que le permitió compaginar roles muy diversos: vehículo agrícola, automóvil familiar e, incluso, un precursor de los actuales camper.
Y es que la restauración de esta furgoneta no ha sido un encargo más. “Ha requerido dar lo mejor de nosotros mismos. Este proyecto ha necesitado la participación de casi todas las áreas de la empresa: chapa, pintura, mecánica… Lo hemos vivido como el mejor homenaje a las relaciones que se han ido creando desde la apertura de este concesionario, que son capaces de pasar de generación en generación. No hay que olvidar que fue mi padre el que vendió la Dyane 6 400 a Gabriel Mata, el padre de su actual propietario”, ha asegurado Pedro Alcántara Sánchez Carrerero, gerente de Talleres Alcántara Alsanco.