Afortunadamente en esta última ocasión el autor de este humilde blog no estuvo entre los directamente damnificados, no así en otras tumultuosas ocasiones previas de este largo «procés» de nunca acabar... Sin embargo en los medios de comunicación de todo el país, me refiero a España, hemos podido ver como en una supuesta huelga general un grupo reducido de ciudadanos, si me permitís yo los definiría como «entusiasta niñerío indepe», lograba colapsar las principales vías de comunicación catalanas. Y claro, una vez más, como cuando cualquier otro colectivo decide que el universo entero debe darse cuenta de lo amenazado que están sus derechos, casualidades de la vida, el primer colectivo que se queda con sus derechos tirados en la cuneta sin que ello le importe a nadie es el del transporte.
Lo hemos vuelto a ver claramente en las televisiones y la prensa generalista, cuatro niñatos, el tono despectivo de la expresión «niñato» en este caso lo emplea el autor cuando alguien en vez de quedarse en clase para aprender decide imponer a los demás su visión del mundo por la fuerza, se plantan sobre el asfalto de la AP7, también sucedió en la A2, las rondas de Barcelona y la Avenida Diagonal, y son capaces de mantenerse allí cuatro horas y media ante la antenta mirada de los Mossos. La situación es triste por muchos motivos, me limitaré a algunos de los que nos afectan directamente a quienes nos sentimos parte del colectivo del transporte y por tanto dependemos dramáticamente de la movilidad. Al parecer los cortes alcanzaron en un momento u otro a 70 carreteras catalanas, también los hubo en estaciones de tren pero eso no nos afecta tanto a los encamion@utas y por tanto es responsabilidad de otros lamentarse, en todos los casos la presencia policial se limitó a informar y actuar sólo para evitar enfrentamientos, consolidando a través de la inacción los enormes atascos que lograron detener buena parte de la actividad económica en Catalunya. No vamos a criticar a los Mossos, profesionales de la seguridad que tienen en la obedencia uno de sus primeros mandatos, pero sí y mucho a quienes dictan esas órdenes y minusvaloran el derecho a la movilidad de una gran mayoría. Una gran mayoría que intenta trabajar en su día a día sin meterse con nadie, pese a las tormentas políticas que se ciernen sobre esa mayoría, y que observa con estupor que las autoridades de su país no siempre defienden sus derechos… Suponemos que esas prioridades entre los que dictan las órdenes ante una huelga general se deberán a altas razones que se nos escapan, pero lo que no se nos escapa es que la movilidad, el derecho a desplazarte libremente por tu país donde te venga en gana respetando las leyes es algo que cualquier gobierno que se precie debería garantizar. Y creemos que el pasado día 8 de Noviembre en Catalunya ese derecho no se respetó más que para un reducido grupo de «niñatos».