Quizás a bastantes de vosotros os parecerá que para que alguien os diga esto, el titular que encabeza este escrito, dicho así, a la brava y sin signos de interrogación, con la que está cayendo debería tratarse de un optimista sin remedio o bien un vendedor de vehículos industriales, que todavía los hay… Pero lo cierto es que viendo las estadísticas de ventas de vehículos industriales, en decadencia mes tras mes, se nos dice que prácticamente el 50 por ciento del parque de vehículos industriales tiene ya más de 10 años de antigüedad, lo cual significa un claro retroceso respecto a lo que entre todos habíamos logrado con el desarrollo económico del país y el sector del transporte por carretera.
Lo cierto es que el transportista actual, como bien sabéis cualquiera de vosotros, sea desde un despacho al frente de una flota de decenas o centenas de vehículos o simplemente al volante del único camión que forma la empresa que te da de comer a ti a tus familiares, pero lo cierto es que se debe trabajar duro, como siempre, para llegar a fin de mes pero teniendo en cuenta que ahora lo hacemos pagando el litro de gasóleo casi siempre por encima de 1,4 euros el litro y muchas veces incluso superando los 1,5 euros por litro. Frente a esta dura realidad se pueden hacer pocas cosas. Una de ellas es tirar la toalla y buscar otro negocio o trabajo al que dedicarse, la otra plantearse protestas o movilizaciones que raramente han logrado algo en concreto cuando de nuestro sector hablamos y no digamos ya si lo que se pretendía era apelar al corazoncito de las petroleras dominantes del mercado y lograr rebajas en el precio del combustible…
¿Qué nos queda por hacer? Pues bien, en el supuesto en que diariamente tengas trabajo y encima lo cobres en plazos razonables lo cierto es que desde estas líneas se me ocurre que para algunos la salida más razonable puede ser decidirse arenovar el vehículo. A nadie le apetece meterse en una letra de mil euros por vehículo con nubarrones en el horizonte, pero permitidme que os explique un caso real, vivido por un amigo. Os paso sus datos básicos: Transportista autónomo al volante de un camión perfectamente cuidado pero casi con 10 años de antigüedad, se trata de una tractora con un conjunto articulado de de 40 toneladas realizando ruta nacional. Al hombre le han cedido un camión de pruebas de última generación durante una semana… ¿El resultado? Pues bien, a parte de los propios dientes largos de quien entra en un cabinón de última generación y siente como su puesto de conducción mima a su ocupante, lo cierto es que al volante de ese camión con tecnología de 2012 y motor Euro 5 me contaba que no sólo hizo su ruta más cómodo sinó que gastó casi 10 litros a los 100 kilómetros menos que con su propio camión…¡Diez litros! Pues sí, conduciendo él mismo, con su estilo de siempre y es que la tecnología actual hace que para pasar de 30 litros a los 100 con muchos vehículos de última generación debas conducir despreocupadamente o bien ir a tope de carga por rutas de perfil complicado. Mi amigo me comentaba que no sabía que hacer. Desde luego prefería esperar un tiempo para renovar su viejo camión, pero claro, con esa diferencia en los consumos… Estamos hablando de casi 1.500 euros al mes de gasóleo gastado de más. Es decir, que la letra del camión se paga sólo con el ahorro de combustible. ¿Cómo para pensárselo verdad? Pues así está mi amigo, planteándose si cambia ahora de vehículo o sigue esperando. Pero lo cierto es que los camiones de última generación y en versión Euro 5 actualmente a la venta van a ser los camiones más ahorrativos y económicos en mucho tiempo, antes que la norma Euro 6 entre en vigor el 1 de enero de 2014. Merece la pena echar números y planteárselo, si queremos seguir siendo competitivos en la carretera.