Austria ha sido el último país en poner en marcha el reglamento para consumar la Directiva europea sobre trabajadores desplazados (salario mínimo del transportista) que multa los incumplimientos.
Con la aplicación de la Ley Macron en Francia (que imitaba a la alemana) empezó el caos del salario mínimo para los transportistas europeos. La Directiva europea sobre trabajadores desplazados estipula que las empresas que se dediquen al transporte internacional deberán pagar a sus conductores el salario mínimo del país de destino. Alemania se había adelantado a su vecina Francia y ahora, poco a poco, más países del viejo continente ponen en marcha sus propios reglamentos.
El último ha sido el Gobierno austriaco pero antes de finalizar 2016 Italia avisó de la posibilidad de ampliar dicha normativa. El país de la pasta aprobó en junio de 2016 el Decreto por el que se establece la obligación de que los transportistas que se desplacen a su país cobren, al menos, su salario mínimo. Todavía en vías de desarrollo, en octubre avisaron de la ampliación de dicha norma a todo el transporte internacional en su territorio, incluso los conductores de tránsito.
Austria por su parte se incorporó a principios de año a esta nueva dinámica de salario mínimo, que afectaba sólo al cabotaje en su territorio. Desde el dos de enero los conductores que tengan origen o destino en este país deben comunicar ese viaje y cobrar su salario mínimo o más, detalle que se comprueba con la última nómina y el justificante de pago de esa nómina (en alemán), el contrato de trabajo en vigor, del documento A1 y el de desplazamiento. Su incumplimiento puede acarrerar multas de 10.000 euros hasta 20.000 dependiendo de la reincidencia.