GRÚAS EN LOS USA

1918

GRÚAS EN LOS USA

Los rescatadores de la Interestatal

Peterbilt 378 de cuatro ejes y pluma rotatoria de 70 toneladas.

 

Desde las rutas europeas a menudo hablamos con admiración de los camiones norteamericanos, pero incluso esas criaturas mecánicas tan espectaculares a veces se averían y entonces entran en acción otros vehículos todavía más espectaculares.

Por Joan Garriga

Un buen ejemplo de ello sería el Peterbilt modelo 378 de cuatro ejes espectacularmente decorado con los colores de las barras y estrellas. Esta auténtica bestia de las interestatales de cuatro ejes cuenta con una grúa hidráulica de las que allí denominan Rotator, es decir capaz de girar su gancho y así rescatar vehículos estrellados fuera de la carretera. En este caso la pluma puede llegar a las 70 toneladas por metro de capacidad, más que suficiente para actuar sobre cualquier truck que se haya metido en apuros demasiado problemáticos. Lo más habitual es que estos robustos chasis de cuatro ejes incorporen una transmisión de 18 marchas, más dos reductoras y cuenten con tracción en los dos ejes traseros, como mínimo. En cuanto a la potencia, ya sabemos que los transportistas estadounidenses pueden elegir entre varias marcas de motor para su Peterbilt, pero en uno de estos lo más usual es superar con creces los 500 CV de potencia máxima.GRÚAS EN LOS USA

El Peterbilt es una buena base para grúa de rescate.

 

Pero no es este el tipo de grúa más habitual en las rutas interestatales. Cuando sólo se trata de acercar a un camión averiado hasta el taller lo más práctico resulta emplear una de las tipo cuchara, como el Peterbilt de tres ejes, cuya gran distancia entre ejes responde a la necesidad de mantenerse dentro de la estricta limitación de pesos norteamericana. Así, además se logra que la propia cabina y motor del camión haga de contrapeso para evitar que el primer eje pierda contacto con el suelo cuando se remolca un trailer. En principio no es extraño que muchas de las grúas que trabajan en las carreteras americanas estén carrozadas tomando como base un camión Peterbilt, puesto que esta marca, desde su fundación a cargo del transportista madedero Al Peterman, la marca ha destacado por su resistencia, además de por el imponente aspecto de sus creaciones.

La gran logitud permite que la cabina haga de contrapeso

 

Sin embargo en los USA siempre hay espacio para la excentricidad, incluso hablando de algo tan técnico como puede resultar a priori una grúa. Buen ejemplo de ello nos lo ofrece el Museo de las Grúas de Rescate, que se encuentra en Teennessee, donde podemos admirar un Chevrolet Silverado de 1979, en principio una simple grúa de rescate para turismos y vehículos ligeros, que aquel mismo año cumpliendo sus funciones de vehículo de rescate en la competición Nascar de carreras en el Gran Premio de Alabama fue cronometrada realizando una vuelta al circuito a 130 millas por hora. De este modo se exhibe, junto al trofeo que acredita tal hazaña, como la grúa oficialmente reconocida más veloz del mundo. Y es que el oficio de gruísta siempre ha entendido bastante de prisas. Sea en el país que sea.

Esta grúa Chevy fue reconocida como la más veloz del mundo.

 

A las órdenes del Tío Sam

Diamond T969 de 1941 con motor Hércules de seis cilindros.

 

Este camión Diamond es un modelo T969, apareció en el mercado en 1941 y en su versión tres ejes 6X6 fue carrozada con un sistema de doble grúa y cabrestante frontal de 10 toneladas de capacidad total. Su motor era un Hércules seis cilindros de gasolina. La grúa era del fabricante Holmes y así equipados estos vehículos participaron destacadamente a lo largo de casi todos los frentes de la Segunda Guerra Mundial. GRÚAS EN LOS USA

Estos camiones finalizada la Segunda Guerra Mundial Movilizarían el transporte civil en el mundo entero.

 

De este modo varias de estas unidades terminaron trabajando en Europa, ya que al derrotar a Hitler los chicos del Tío Sam regresaron a su país abandonando buena parte del material empleado. Como prueba de ello vemos a una de esas grúas trabajando en los embarrados caminos en las cercanías de Bastogne, durante la Segunda Guerra mundial. De nuevo es el museo dedicado a la historia de las grúas en Teennesee el que nos acerca esta parte de la historia.

Las grúas vivieron su peculiar guerra mundial.