En estos tiempos de desgobierno oficializado una noticia como ésta corría el riesgo de pasar desapercibida para el gran público. Pero lo cierto es que durante los recientes y calurosos días de Julio la directora de la DGT (Dirección General de Tráfico) ha cesado en su cargo. Y lo cierto es que no lo hace porque sus resultados profesionales no puedan calificarse más que como excelentes, pues las estadísticas sobre accidentabilidad durante sus años en el cargo han mejorado sensiblemente.
Descartadas las razones puramente profesionales, ya sabéis eso que a cualquier currante del sector privado, desde el director general de un banco a un humilde conductor de reparto, puede sucederle. Que te envíen a casa porque no sabes hacer tu trabajo suficientemente bien, tampoco es lo más habitual entre los cargos dirigentes de nuestra administración. La verdad. No, si hacemos caso de publicaciones periodísticas no confirmadas oficialmente a la señora María Seguí le han indicado la dimisión como un camino recomendable después de conocerse ciertas maniobras que presuntamente pudieran haber beneficiado económicamente a la pareja de la señora directora. Así mismo, para pasmo y depresión de un profesional de la comunicación online como quien esto os escribe, también se ha hablado de grandes sumas invertidas desde la DGT en detalles como la mejora de la web. A la que podría habérsele dedicado una cantidad superior al millón de euros… En fin, nada que deba espantarnos en esta España nuestra, pero algo que recordar la próxima vez que un amigo Guardia Civil de Tráfico – Sí, esas cosas pueden ocurrir.- se os queje amargamente de la falta de un traje protector para ir en moto o del estado de un coche patrulla. También es bueno recordarlo cuando se niegue machaconamente que ciertas multas pueden tener carácter recaudatorio. En fin, que no sabemos a ciencia cierta porqué, pero lo cierto es que la señora Seguí abandona su puesto al frente de la DGT. Le deseamos una vida lo más provechosa posible en lo profesional, pero a poder ser en el sector privado, que no nos siga costando dinerito a los de siempre.
Y, pese a todos los pesares, feliz verano compañeros.