50 años al pie de la N II
El actual MT Trucks, concesionario oficial para la marca Renault Trucks en la población ilerdense de Tàrrega, con sedes en Lleida y la Seo De Urgell, recientemente ha abierto un taller en Figueres, que en total da empleo a 80 personas, es heredero del antiguo Motor Tàrrega, un nombre histórico cuando de servicio al transportista hablamos.
Recientemente MT Trucks celebraba sus 50 años de historia, actualmente la empresa está regentada por los hermanos Esteve, Antoni y Xavi, que siguen la trayectoria iniciada por su padre. Precísamente una trayectoria que explica como una concesión situada en una pequeña población dispone de un gran taller especializado en vehículos pesados y, que de hecho, destaca por su gran actividad en reparaciones de importancia, desde rehacer por completo un motor a bancada de chasis por ejemplo. Y es que son muchos los transportistas de todo el país que realizan aquí sus mantenimientos, tal y como nos explica Antoni Esteve:
“Sucede que estamos en una zona de paso, a la vez que en Lleida la actividad agrícola hace que seamos destino de muchos transportistas de otros lugares. Por eso aunque Tàrrega sea una población pequeña aquí tenemos un gran taller muy activo. Hay grandes flotas de la zona centro del país que por practicidad aprovechan el descanso de tacógrafo de algún camión para hacer aquí sus operaciones de mantenimiento.
Para nosotros, desde los tiempos en que nuestro padre iniciaba el negocio en 1965 el taller siempre fue lo principal. Aunque naturalmente somos un concesionario oficial y no podemos descuidar la venta del vehículo nuevo. Hemos tenido muchos letreros en la puerta, desde Barreiros a Renault Trucks pasando por Dodge, Talbot, Chrysler… Pero nosotros nunca cambiamos, ni de marca ni de modo de hacer. ”
El origen Barreiros
Cuando Motor Tàrrega iniciaba su actividad lo hacía ligado a uno de los nombres míticos de la automoción española; Barreiros. Se trataba de la marca puesta en pie por lo que actualmente llamaríamos un emprendedor.
Un hombre que a partir de un pequeño taller para convertir viejos motores a gasolina en diesel creó una marca automovilística que fabricaría camiones, autobuses, tractores agrícolas e incluso turismos como los prácticos Simca o los lujosos Dodge Dart. Aquello revolucionó la autárquica España de los 60 y 70, aunque para los ansiosos transportistas siempre parecía saber a poco.
Y es que las rutas nacionales resultaban dificultosas, los camiones siempre iban sobrecargados y, por tanto, los caballos disponibles siempre parecían pocos. Simplemente paseando por las actuales instalaciones de MT Trucks todavía resulta visible la herencia de aquella época heroica.
Encontramos un pequeño tractor agrícola, que se utiliza para mover vehículos averiados por el taller, de la serie Hanomag-Barreiros y en el fondo del almacén de recambios todavía son visibles algunos letreros de la marca Talbot, que identificaba a los coches del grupo cuando la multinacional Chrysler tomó las riendas de Barreiros.
Entre motores y transmisiones
Estamos en una gran sala repleta de motores y cajas de cambio. Nos llama la atención algo que hoy en día ya no se ve en muchos talleres y es que estamos ante gente que sigue practicando la mecánica con mayúsculas. Xavi Esteve nos lo explica:
“Muchos clientes de vehículos veteranos o de ocasión acuden a nosotros para hacer motor o realizar reparaciones importantes. Aquí no sólo trabajamos con los mantenimientos propios de los vehículos de última generación, que también hacemos, pero seguimos abriendo motor y haciendo reparaciones de importancia necesarias para prolongar la vida de un camión. Esto es herencia del pasado, porque como Motor Tàrrega siempre destacamos por tener un taller mecánico de primera.
Entonces era más normal tener que abrir el motor cada ciertos kilómetros pero es que además las prestaciones de los vehículos eran mucho más escasas, en los años 60 los camiones tenían potencias que ahora tiene cualquier coche y ya viajaban con 38 toneladas o más.»
Mecánica creativa
Primero las operaciones eran de mantenimiento y reparación, después inventos que primero servían para corregir pequeños fallos en los modelos de serie pero que después, a iniciativa del propio transportista, se hacían para ganar en potencia o en capacidad de carga. Francesc (Siscu) Cucurull es un mecánico de la casa, recientemente jubilado como jefe de taller, quien nos explica:
“Eran otros tiempos. Se hacía casi de todo, no sólo eran mantenimientos, que llevaban trabajo mucho más a menudo que actualmente porque de entrada el aceite se tenía que cambiar casi cada mes. Las mecánicas no tenían las holguras mínimas de ahora y no trabajaban tan ajustadas. Se estaban haciendo mantenimientos entre 5.000 y 12.000 kms como mucho. Es que los vehículos se aprovechaban a tope y si se accidentaban se reparaba y aprovechaba todo lo que se podía.
También se alargaban chasis, se les añadían ejes… Pero es que además llegamos a hacer inventos que mejoraban el camión de serie. “
No en vano la empresa siempre luchaba por estar a primer nivel técnico, montando el segundo banco de chasis de su categoría en España o un banco de potencia de hasta 500 CV ya en los años 80. Siscu recuerda como justo en la época en que empezaron a llegar modelos con turbo en el mercado español, el trabajo de mecánico se volvió de lo más interesante:
“ Era en los años 70, justo cuando pasamos de Barreiros a Dodge. De serie teníamos el Turbo 300, un camión de 275 CV y se utilizaba tanto para trailer como cuatro ejes. Eran camiones que legalmente llevaban 38 toneladas y muchas veces se sobrecargaban, así que con 280 CV enseguida se quedaban cortos pese a que las cajas de cambio iban preparadas para ello con reductoras. Pronto vimos que surgían problemas de calentamiento. Aquello lo empezamos a solucionar nosotros roscando un inyector extra que servía para refrigerar el cilindro con ese aceite extra donde aparecía el problema…
Al poco la propia fábrica copió nuestra solución, que era un invento casero. Después apareció el intercooler. Un segundo radiador que enfría el aire del turbo y así le permite meter más aire a presión en el pistón. Eso te permitía sacarle más CV. Además nuestra transformación resultaba más barata porque descubrimos el modo de aprovechar piezas del colector original de fábrica.
Ya con marca Renault VI la fábrica lo incluyó, pero nosotros llevábamos ya algunos años haciendo esa transformación en el taller a transportistas de toda España. Porque, claro, otros talleres lo hacían pero en la carretera se sabía cuales se averiaban enseguida y con cuales hacías un montón de kilómetros sin problemas… También empezamos a ofrecer piezas reparadas de sustitución, para agilizar los tiempos de espera, mucho antes que la propia marca hablase de piezas reacondicionadas. De hecho, gracias a un móvil, que era un maletón enorme, empezamos a dar asistencia 24 H antes que la propia fábrica.
Recuerdo con cariño muchos camiones. El Super Azor que fue indestructible entre los primeros Barreiros o bien uno de los últimos, el R365 de Renault, que fue toda una revolución cuando llegó.”
Los “inventos” no eran únicamente una sección de la revista infantil de la época “TBO”, sinó que servían para lograr que la economía del país se moviera. De hecho a caballo entre los 70 y los 80 Motor Tàrrega comercializaba los camiones de la marca Renault VI, antecesor de la actual Renault Trucks, que tenía al Turbo 350 como uno de los camiones emblemáticos del momento.
Cadena de producción
En un momento incluso llegaron a instalar una pequeña cadena de producción donde se transformaban chasis para servicio de catering de aviación, de modo que había que rebajar cabina, adaptar dirección, etc. Toda una fabricación de modelos especiales que requerían un estudio técnico de gran importancia. En un momento, en el que la marca empezaba a moverse bajo los cánones de una organización multinacional, que poco a poco iría normalizando las prestaciones de los vehículos a nivel europeo.
Algo que benefició indudablemente al transportista, pero que acabó con la época de los mecánicos creativos, aquellos inventores que solucionando los problemas inmediatos del cliente llegaron a anticipar los propios desarrollos de fábrica y que en lugares como esta concesión de Tàrrega marcaron una brillante etapa. Una etapa cuando no existían ni ordenadores, ni sistemas de diagnosis.
Cambio de mentalidad
Ya en 2016, nuestros protagonistas nos explican como la electrónica y la tecnología ha revolucionado también el oficio del taller y la posventa. Antoni explica: “Antes el mecánico era un chaval que igual no había estudiado mucho. Entraba aquí de aprendiz y con los años podía terminar siendo un oficial estupendo. Ahora en cambio te ves obligado a pedir buenos estudiantes. Gente que entienda de informática y que esté acostumbrada a realizar los muchos cursos que tendrán que hacer a lo largo de su vida laboral para mantenerse al día.”
Otros vehículos, otro siglo, otra realidad y las mismas necesidades de dar un servicio al transportista.