Pegaso capitoné 5030L
La pista de los Morla
A medida que cumplimos años nuestro mundo va modificándose y perdemos cosas que en un tiempo fueron grandes hitos en nuestra vida. Una de ellas era la cita anual de los feriantes con nuestra población, algo que ningún niño podía perderse y, desde luego, la pista de autos de choque fue siempre una cita ineludible.
Por Arantxa Fuertes y Joan Garriga
Los Morla son unos feriantes conocidos en la zona de León y Galicia, que llevan ya dos generaciones paseando su pista de autos de choque. Hoy nos fijamos en ellos gracias a la estupenda taquilla-vivienda-taller que se instala junto a la pista de coches. Y es que se trata de un veterano Pegaso 5030 L, un camión furgón de los que se pusieron de moda entre las empresas de mudanzas de los años 60 y 70.
En aquellos años, cuando los camiones equipaban cabina fija, un recurso muy útil para incrementar el volumen de carga consistía simplemente en aprovechar la altura disponible sobre la cabina del camión, hasta los cuatro metros que limitaba y sigue limitando el código de circulación. Y cuando la economía lo permitía, en vez de un simple furgón se prefería crear una carrocería completa, que unía en una sóla estructura cabina y caja.
No hay más que comparar la cabina de un Pegaso Comet de la época, con la de estas creaciones, para ver que así se mantenía el máximo volumen de carga y al aprovechar la misma anchura en la zona de la cabina además se conseguía una cabina bastante mayor y más cómoda que en los camiones habituales de la época. Pegaso capitoné 5030L
Especialista segoviano
Uno de los carroceros que destacaron en la realización de grandes furgones capitoné fue el segoviano Toribio y Facundo, que trabajando principalmente sobre chasis de camión y autocar marca Pegaso ofrecía modelos de hasta 17 toneladas de peso total. Estos carrozados se creaban a partir de una licencia del carrocero germano Ackerman, todavía en la actualidad un afamado especialista en furgones de gran calidad y durabilidad. Las principales compañías de mudanzas de España contaron en sus flotas con alguno de estos vehículos y también los hubo en versiones más especiales como vehículos taller, exposiciones comerciales móviles, venta ambulante, etc.
Si bien en un principio se carrozaban sobre chasis de camión al cual se eliminaba la cabina, lo cierto es que no tardaron en preferirse los chasis de autocar. Esto era posible porque en la época muchos autocares mantenían el motor en posición delantera, como los camiones, de modo que se podía transformar fácilmente un autocar en un furgón sin problema alguno para facilitar la carga trasera.
El 5030L era un chasis en torno a las 17 toneladas de peso total, según versiones y distancias entre ejes, que disponía de un motor Pegaso turboalimentado de 165CV y 10,5 litros de cilindrada.
Buenos ruteros
Para lo habitual hace cuatro décadas, estos capitonés eran vehículos veloces. Esto era así gracias a su transmisión, pensada para un autocar en el cual se valoraba más que disponer de fuerza para mover muchas toneladas una buen marcha larga con la que acercarse a los 100 km/h de velocidad máxima.
Aunque eso sí, cuando la bajada o el larguísimo llano lo posibilitaba y es que los 165 CV de potencia máxima no es que asegurasen precisamente unas aceleraciones espectaculares. Sin embargo, para lo habitual en las rutas nacionales de los años 70 del pasado siglo estos camiones eran considerados buenos y veloces ruteros, que además destacaban por su estupenda figura y la comodidad que ofrecían a sus afortunados conductores.
De autoventa a feriante
El superviviente que aquí nos ocupa nació como camión autoventa, para asegurar el suministro a poblaciones aisladas de las zonas montañosas de León. Este camión sirvió durante años como economato móvil, hasta que fue dado de baja en dicha función pasó al mercado de segunda mano.
Sería entonces cuando los Morla decieron que ese Pegaso podía convertirse en el complemento idóneo a su pista de autos de choque. Al tratarse de un camión pesado su gran carrocería pudo ser transformada y dividida en tres partes principales.
Al frente la cabina conserva una única plaza para el conductor, puerto que su amplio habitáculo se aprovecha como taller de reparación para los autos de choque. Detrás el equipo eléctrico y la taquilla de la pista de autos de choque. Por último una completa vivienda que incluye dormitorio, comedor con cocina y un baño totalmente equipado.
Vamos, una auténtica delicia para unos feriantes que pasan varios meses del año enlazando los desplazamientos de un pueblo a otro. Eso sí, con los años admiten que el Pegaso se ha ido convirtiendo en un vehículo lento, pero sigue rindiendo y cumpliendo su cometido a la perfección. Pegaso capitoné 5030L
No en vano se ha convertido en un superviviente entre los viejos capitonés que un día reinaron en nuestras carreteras y fueron la envidia de muchos transportistas.
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