Probamos el Citroën Jumpy 2016 en su variante XL para 9 pasajeros con bloque diésel BlueHDi de 150 CV que destaca por su empuje, el confort en marcha y un precio muy interesante.
Hace un mes la firma del chevron aprovechó la reunión anual que supone el Salón Internacional del Automóvil de Ginebra para mostrar el futuro de su furgón más versátil, el Citroën Berlingo. El modelo expuesto mostraba el cambio definitivo de la marca francesa ha impreso en su gama comercial para atraer a todo tipo de clientes aportándoles un look desenfadado y juvenil. El Citroen Jumpy que hoy nos ocupa fue presentado en sociedad en 2016 y supuso un primer paso hacia esa filosofía de diseño con recursos como la fina parrilla cromada, los pequeños y delgados grupos ópticos y un nivel de equipamiento tecnológico superior. El Jumpy XL Combi cedido por la marca monta un motor BlueHDi de 150 CV con cambio manual y un empuje significativo gracias a sus 370 Nm de par máximo, un concepto de furgoneta muy equilibrada y que pasamos a detallar a continuación.
RESUMEN DE LA PRUEBA
– Diseño exterior con ciertas reminiscencias a los turismos de la firma y que la hacen más atractiva a la vista pese a sus más de 5 metros de largo, un tamaño algo grande para la circulación por ciudad.
– Destacar confort en marcha pese a que los asientos podrían ser más ergonómicos. Un equipamiento tecnológico interesante para un comercial pero mejorable.
– Motor con mucho empuje y potencia de sobras para cargar con los nueve pasajeros y sus equipajes. Como consecuencia, un consumo algo elevado de más de 8 litros.
FICHA TÉCNICA CITROËN JUMPU BLUEHDI 150 CV:
– Motor: 4 cilindros de 1.997 cm3 de cilindrada Euro 6 con inyección directa con turbo de 150 CV a más de 4.000 rpm junto a un par motor máximo de 370 Nm sobre las 2.000 revoluciones por minuto.
– Transmisión: Manual de 6 velocidades. Tracción a las ruedas delanteras.
Chasis y capacidades:
– Capacidad maletero: Volumen con las tres filas de asientos (9 pasajeros) de 912 litros y de 1.350 con solo dos filas de asientos traseros. No queda un piso completamente plano.
– Longitud total de 5,30 m, un alto total de 1,89 metros y ancho de 1,92 metros con una batalla de 3,27 metros.
– Carga de hasta 1.400 kilogramos y capacidad de remolque de 2,5 toneladas en variante furgón, en nuestro caso hasta 9 asientos para pasajeros.
Consumo medio durante la toma de contacto: cerca de 8 litros durante circulación 100% urbana.
Impresiones del probador.
Desde hace tiempo el equipo de EnCamion.com viene avisando de la tendencia de las marcas, siguiendo las pautas que del mercado (por supuesto), de adaptar sus vehículos comerciales más versátiles al ojo de todo comprador de turismos. Es una estrategia coherente e inteligente teniendo en cuenta la desaparición casi absoluta del concepto de monovolumen, causada única y exclusivamente por la aparición de los crossovers. Los Sport Utility Vehicles (SUV) han desbancado a los familiares por excelencia pero no son, ni de lejos, los verdaderos rivales del segmento olvidado. Es coherente, entonces, que el cliente con necesidades de espacio reales haya optado por mirar a un espectro de vehículo rechazado por ellos hasta ahora, los comerciales. En plena vorágine por ese trasvase de compradores las firmas se han puesto manos a la obra para que los furgones sean cada vez más atractivos, dotándoles de un aspecto más juvenil, arriesgado y urbanita.
La Citroën Jumpy presentada en 2016 cumple a la perfección con esa evolución pese a que en esa época el cambio fuera incipiente. Como recurso fácil y acertado la firma francesa actualizó su imagen a semejanza (en algunos aspectos) de unidades como el C4 Cactus, de ahí el frontal más elevado y la parrilla cromada muy estrecha que une el chevron con los grupos ópticos delanteros, más pequeños y afilados. Al elevar la posición de estos elementos se consigue una sensación de robustez muy parecida al de los exitosos todocaminos y de paso se le da el toque justo de deportividad con unas entradas de aire algo exageradas para un furgón. Sin duda su reciente colaboración con Toyota es palpable al comparar el modelo que hoy nos concierne con el probado recientemente Proace Verso, su primo lejano.
En este caso hablamos de la variante más grande de carrocería, la XL que mide 5,30 metros de largo por 1,89 metros de alto y 1,92 metros de ancho con una batalla de 3,27 metros. Unas cuotas que aseguran una habitabilidad interior excelente pero una conducción algo torpe en ciudad y complicaciones a la hora de aparcar. También está disponible la carrocería Jumpy XS (4,60 metros) y M de 4,95 metros.
El interior todavía no refleja la transición total al lenguaje estético de modelos más nuevos como el Berlingo que vimos en Ginebra pero se detectan ciertos guiños. En nuestro caso se trata de la variante Combi con acabado Confort y hasta 9 asientos disponibles para pasajeros. El nivel de equipamiento no es el más elevado por lo que detalles como la pantalla multifunción con Navegador, Conexión USB, Conexión Jack y Bluetooth debe pagarse a parte por 1.195 euros. El sistema de ayuda al estacionamiento trasero también es un extra que vale 312 € pero el sistema de arranque en pendiente llega de serie así como el regulador y limitador de velocidad. El espacio para huecos portaobjetos está muy conseguido y el maletero va desde los 912 litros en caso de usar todas los asientos y de 1.350 con solo dos filas, un espacio que no es de piso plano pero que es de mucha utilidad.
En cuanto te subes ante su volante sorprende una posición de conducción muy elevada y cómoda para la vista pese a que la regulación del asiento es algo que te llevará su tiempo. A simple vista los materiales utilizados no son los mejores pero están bien encajados y apenas hay holguras que destacar. Nos ponemos en marcha y ya detectamos donde se esconde el elemento clave de este Citroën Jumpy, su motor. El bloque diésel BlueHDi rinde 150 CV, una potencia que no es nada del otro mundo pero que combinada con un par motor de 370 Nm genera una fuerza muy interesante para moverse tanto en ciudad como en vías rápidas. Su elasticidad convierte al modelo en un camaleón, listo para rendir en bajas como en altas si estás dispuesto a sufrir las consecuencias: un consumo no menor a 8 litros a los cien kilómetros.
Su tamaño y peso (llevando a 9 personas en el interior) no le convierten en un hacha de las carreteras reviradas pero el cambio manual, algo blando e impreciso para mi gusto, permite estirar sus marchas para que la potencia nunca sea un problema. El balanceo es notable pero fácil de controlar así que un tramo de curvas no será nunca un riesgo si se conduce con cabeza.
Por todo esto subrayamos al motor como el culpable de nuestra afinidad por el modelo, más allá de la funcionalidad y el confort en marcha, aspectos en los que no merece queja alguna. El único aspecto negativo sería su nivel de equipamiento, escaso pero coherente por un precio que no llega a los 28.000 euros con los extras nombrados incluidos.