No sé si tendrá que ver con los altibajos anímicos propios, por cierto bastante acompasados como sucede a la mayoría de autónomos con los trimestres y los pagos que toca afrontar, pero lo cierto es que hay días en que uno se levanta, se pone en ruta para tratar de alcanzar los múltiples temas que terminarán transformados en artículos y reportajes que los encamin@utas podeis encontrar en vuestra web favorita del mundo del camiñón y lo cierto es que lo que te encuentras no sirve precísamente para animar al personal…
A continuación os haré un breve resumen de lo que este reportero se fue encontrando a lo largo de una de esas jornadas en las que un par de entrevistas te llevan a conducir 800 kilómetros y cruzar casi todo el país:
6H00:
Primer café de la mañana con cara de mucho sueño a pie de la A2. Mientras a uno se le van despertando las tres o cuatro neuronas a medida que la cafeína incrementa su presencia en el riego sanguíneo, un cierto alboroto en el aparcamiento de la gasolinera llama la atención de los presentes… Luces, una grúa que llega un camionero gritando con pinta de cabreo. Vamos, que por sueño que se tenga resulta evidente que a alguien le han robado. Le han reventado el depósito y le ha volado el gasóleo a la vez que le han dejado como regalito sobrante una avería, un día en el que no cumplirá con sus clientes y una facturita de consideración si pretende acudir a un taller con el depósito reventado… Pero claro, algún listo ha decidido que con un tubito, una llave inglesa y gasóleo gratis se trabaja mejor y sin problemas a fin de mes.
11H30′:
Una entrevista después y otros 200 y pocos kilómetros más ahora ya he cambiado el café por el refresco, de cola, pues mi cuerpo sigue requiriendo mayor aporte de cafeína. Mientras le doy a las células lo que reclaman no lo puedo remediar, detrás de cada periodista se esconde un cotilla y escucho la interesante conversación de dos compañeros de fatigas al borde de sus camiones… Por lo visto me he perdido algo, media vida hablando, escribiendo, fotografiando e incluso conduciendo camiones y todavía no me había enterado que lo último es pagar para que te den un camión con la cabina más cómoda y más equipada. Porque claro, eso es un lujo… Tener dos armarios más, una tele y una nevera más amplia cuando te pasas tres semanas seguidas en el camión es un lujo y es normal que el jefe, por no llamarlo otra cosa que podría ser considerada un insulto, te pida una cuota de alquiler a cambio de que tú disfrutes de una cabina de lujo. ¡Que tonto! Yo todavía creía que lo normal en un trabajo es que te den las herramientas para realizar tu trabajo y por lo visto ahora te las venden… Y claro, no hablamos de autónomos con camión y empresa propia, sinó supuestamente de miembros de una flota de transportes haciendo internacional en esa UE nuestra tan perfecta, donde sin embargo a los curritos de a pie las condiciones no siempre les parecen tan perfectas, visto lo visto.
Ya estoy harto, se acabó el café y trataré de reportar en una máquina de autoservicio, no quiero hablar con nadie más… A este paso no me atreverá ni a mirar los camioncitos del despacho. En fin, a ver si hay suerte el próximo viaje se nos da algo mejor.