De las mulas de carga al FH 500
Los tiempos están cambiando… Así lo decía una popular canción de los 60 del pasado siglo y así probablemente llevamos toda la vida, pensando que los tiempos no paran de cambiar y eso no podía dejar de notarse en un sector como el nuestro.El transporte actual prácticamente no guarda más parecido con el de principios del pasado siglo que la permanente preocupación por conseguir cargas y servir adecuadamente a los clientes…
Hablando con Josep Valldeperas no tardas en descubrir como el transportista de toda la vida se ha ido transformando para seguir logrando lo de siempre: es decir que las cargas lleguen a tiempo. A los inicios familiares ligados a la primera gran evolución en el oficio, el paso de los caballos de carne y hueso a los mecánicos con pistones y cilindros, el tiempo ha ido sumando otras complejidades propias del trabajo actual en el que una pequeña agencia de transporte debe aprender a trabajar en varios idiomas, captar cargas a través de internet, etc.
Nuestro protagonista de hoy en su juventud fue chófer en una de las agencias de transporte de Manresa, localidad situada en el interior de la provincia de Barcelona, justo en el centro geográfico de Catalunya. Eso por aquel entonces significaba una incesante actividad ligada en buena parte a una industria textil que todavía no había visto como la crisis y los cambios se la llevaban por delante. Josep recuerda:
“Empecé a trabajar conduciendo un camión del matadero MAFRICA en 1974 justo después de haber obtenido el carnet de conducir al terminar el servicio militar. Enseguida me pusieron al volante de un camión frigorífico y luego estuve bastante tiempo conduciendo uno con jaula para cerdos…Aunque poco después pasé a trabajar para la Agencia de Transportes Botines, de Manresa, donde estuve 17 años. El primer camión que me dieron allí fue un Thames Trader de morro, luego pasé al volante de varios Ebro y un Pegaso Super Comet que me pareció estupendo. Pero el que me marcó más fue el Pegaso tres ejes que terminaría siendo el primer camión de nuestra propia empresa. “
¿Crisis o oportunidad?
Hasta 1992 la vida de Josep fue la de un esforzado conductor de camiones, que recorría la práctica totalidad de España al volante de un Pegaso tres ejes, como recuerda nuestro protagonista: “Era un buen camión, muy fiable y duro. Tenía una buena carrocería con arquillos y toldo que permitía transportar carga delicada, pero si desmontabas sus laterales y quitabas la lona podías dejarlo como plataforma para todo tipo de cargas. Eso sí, pedía mucho esfuerzo, tanto con el trabajo para montar y desmontar las carrocerías antiguas como en la propia conducción. Aquel camión tenía el llamado cambio de bola que era bastante delicado…”
Sin embargo tanto la situación económica general del país como la delicada salud del propietario de la agencia de transportes acaba con la empresa para la cual Josep Valldeperas conducía aquel Pegaso tres ejes de doble dirección…Era 1992 cuando Josep veía una oportunidad en aquella crisis que finiquitaba su estabilidad laboral:
“Al final pude quedarme con el mismo camión que yo había conducido siempre. Gracias al apoyo de mi mujer, Ramona, pudimos empezar a trabajar de nuevo, fuimos buscando clientes. Dándonos a conocer por la zona, así logramos el primero; Astral, una fábrica de colchones para la cual todavía trabajamos. Eran tiempos de aprovechar las paradas para telefonear y buscar cargas… Pero ya estábamos en marcha y gracias al trabajo y la fiabilidad de aquel veterano Pegaso pudimos poner en marcha poco a poco esta agencia de transportes, adquiriendo nuestra nave que es la sede principal aquí en Manresa.”
En la actualidad la Agencia de Transportes Valldeperas cuenta con delegaciones en Asturias y Burgos, trabaja tanto a nivel nacional como internacional y mueve diariamente siete camiones de modo fijo, entre flota propia y transportistas autónomos que trabajan de modo habitual para la casa, aunque el flujo de vehículos que cargan habitualmente para ellos es considerablemente mayor: “Como todos, hemos notado la crisis, ahora el día que cargas doce trailers te resulta bueno, mientras que antes podíamos llegar a gestionar 40 cargas en una sóla jornada.”
Camiones desde la niñez
Para lograr el paso desde el trabajo de un solo autónomo compatibilizando volante y teléfono resultaba fundamental la llegada de la cuarta generación de esta familia de transportistas; las hijas de Josep, Montse y Anna, que actualmente llevan en un caso la facturación y en el otro la actividad internacional. Desde luego, resulta innegable que han crecido rodeadas de camiones, como demuestra Montse en cuanto empieza a darnos su punto de vista sobre esta empresa familiar: “Desde niña mis primeros recuerdos van ligados a mi padre conduciendo el Pegaso. Recuerdo como una de las vivencias más importantes de mi niñez, con unos cinco años, cuando un día en que nevaba mi padre llegó a casa y dijo que volvía a salir hacia Madrid enseguida porque le había salido un viaje que otro transportista no quería debido al mal tiempo…”
Josep, tiene grabado aquel día: “Sí, me crucé con un compañero al salir de Manresa y recuerdo como gritaba por la emisora de radio diciéndome que no estaban las carreteras para empezar ningún viaje. Pero todo fue bien.”
La incorporación de las féminas de la familia no se limitó a labores administrativas, ni mucho menos. De hecho Montse nos muestra orgullosa su carnet de conducir, donde sólo faltan los permisos para autocares, de modo que si conviene no le haría ascos a tomar por un día el volante del Volvo FH 500 que es la última incorporación a esta empresa aunque, eso sí, como joven madre, su disponibilidad no es la idónea. Sin embargo donde le salta un orgullo muy parecido al materno es cuando nos muestra el álbum de “su” Pegaso. Y es que la fotografía forma parte también de sus aficiones y cuando finalmente debían deshacerse de él a causa de su deterioro la familia decidió homenajear al Pegaso y recordarlo mediante un estupendo álbum fotográfico de recuerdo.
Una jornada con Félix y su 500
En la pulcra y ordenada sede de los Valldeperas a base de admirar fotografías antiguas de los primeros camiones de la familia y otros detalles como maquetas y recuerdos varios podríamos llevarnos la equivocada idea que el transporte es un sector donde abunda el tiempo libre y el modo relajado de trabajo… Nada más lejos de la realidad como todos sabéis.
No hay más que seguir las conversaciones de Marc, el enlace telefónico con los chóferes, para darse cuenta que la actividad no sólo es mucha sinó que además el tiempo nunca sobra… Compartimos una jornada con Félix, el orgulloso conductor de un flamante Volvo FH 500 que nos toma al vuelo, recién llegado de Burgos en la primera descarga del día. Este veterano, que a sus 59 años señala que no ha pasado más que unos meses sin tener un volante en las manos desde que se puso a trabajar como conductor de camiones en su juventud, nos explica como antes trabajó recorriendo casi toda Europa con cargas de Pirelli, que mantuvo una fábrica en las inmediaciones de Manresa hasta hace pocos años, y con la industria automovilística. Por ello su ritmo vital hace mucho que se adaptó a los del sector logístico. Más que en días piensa en períodos de tacógrafo. Para él el tiempo no sólo es oro sinó que viene marcado por la combinación del tacógrafo digital y su inseparable navegador GPS Tomtom.
“Este camión va limitado a 88 km/h pero no necesito más para cumplir mis horarios. El tiempo un buen profesional lo gana llegando sin perderse a los puntos de entrega y con una descarga ágil. Eso no sólo depende de ti, pero tienes que poner todo de tu parte, con una carrocería bien preparada que permita en cinco minutos atar y desatar correctamente las cargas. En este oficio tienes que estar preparado para lo que venga, no dejando lugar a errores. Por eso siempre llamo con antelación a los lugares de descarga y preguntando el mejor modo de entrar con el tráiler, sabiendo si me esperan…”
El movimiento se demuestra andando, así que en una mañana a lo largo de la zona industrial del Vallés visitamos tres puntos de descarga de perfiles metálicos… La noche nos recibe en la campa de una compañía fabricante de aislantes, Huurre punto habitual de carga para este profesional, en las inmediaciones de Girona. Una aguanieve amenazadora no impedirá a Félix salir en cuanto acabe de cerrar la lona hacia Navarra. Es su día a día, el de los profesionales que mantienen el pulso del transporte.